jueves, 4 de abril de 2013

Dubai: Jumeirah

Comenzamos con la aventura Dubaití. 

El viaje empezaba a las 2 de la mañana del miércoles al jueves, cuando nos vino a recoger el taxi para llevarnos al aeropuerto de Mumbai. Habíamos dormido apenas 2 horas, recién llegados de Holi (que ya contaré debidamente), asín que en el coche dormitando lo posible. Que es poco, dados los baches y demás. Una vez en el aeropuerto, nos congelamos un poco esperando gracias al aire acondicionado (lo tenían en modo "Más allá del Muro") y cogimos el avión hacia los Emiratos. 

Llegada sin problemas, metro hasta el hotel. Tuvimos que preguntar a un par de personas, y finalmente un buen hombre nos llevó hasta el hotel. Bien, decente. Para lo que pagas un poco justico, pero teniendo en cuenta la ciudad que era, ni tan mal. 

De allí partimos a nuestro primer destino marcado, la zona de Jumeirah. Playa, el Burj Al-Arab (el edificio con forma de barco que tiene una pista de tenis arriba donde jugaron Nadal y Federer). Bajamos del metro en la parada más cercana, a la vista de los mapas, de la zona. Empezamos a andar. A ver, vale, que las distancias son más grandes pero... ¡más de una hora para llegar a la costa!

¿De camino qué había? Una zona... residencial-desierta digamos. Casa grandotas, bajas, en plan urbanización de ricos. Porque hay que ser rico para conducir estas cosas:




Todo el paseo totalmente solos. Vimos a dos chavales por la calle y casi damos un brinco. Por suerte, llegamos a la costa al fin, a la playa de Jumeirah.

Detrás el Burj Al-Arab. Único hotel de 7 estrellas del mundo.

Con la valiente caminanta que me acompaña.

Tras seguir caminando por la playa, íbamos en busca de algún "chiringuito" o similar, para tomar un algo fresco. No había NADA. Seguimos andando y andando. 


Por el camino pillé esta bonita vista

Sí, es una parada de autobús con aire acondicionado dentro. Decidimos sentarnos dentro un poco a descansar y luego coger algún bus a ninguna parte. Por variar.

Llegamos a una zona de rascacielos en que vimos algún bar/restaurante, y nos bajamos. Picamos algo, y volvimos a la playa, aunque otra distinta claro. Nuestra idea era subir a algún hotel alto para ver desde allá las islas con forma de palmera, Palm Jumeirah. Siguiendo las indicaciones de mi amigo Loza/Suplente buscamos el hotel Marriot. 

Ah, de camino, la moto de Batman:



Los típicos caballos de playa que se llaman.

Aun más típicos camellos de playa.

Mi coche, que me lo estaban sacando a tomar el aire.

Ya llevamos un rato, lo sé.

Encontramos el hotel, y nos dirigimos a él. A su lado, el edificio que más me gustó de toda la ciudad. Ese que está girado. Es acojonante:

El hotel es el siguiente al girado, el que está justo en mi oreja izquierda.

No me digáis que no se sale.

Encaramos el hotel. Paula me decía, "pero, ¿cómo vamos a entrar así sin más?, ¿nos dejarán?". Yo puse la directa y como buen cliente del hotel, hasta el ascensor directo saludando a los recepcionistas. Subimos a la planta 52, donde hay una cafetería con vistas. Estas vistas: 

No es quizás tan alto como podría desearse, pero se hace uno una idea.

El caso es que había hora feliz en la cafetería, y pedimos unas patatas. Nos pusieron una fuente como para 15 personas, hijos del mal. Ya no cenamos. (Ya, yo y mis caras)

Vista de la zona de la Marina, desde el mismo hotel.

Al bajar, preguntamos a un recepcionista del hotel cómo llegar al metro para ir a un centro comercial. Nos dijo cómo ir, y cómo volver luego a la noche. Incluso con mis pintas, coló que éramos inquilinos del hotel. Fabuloso.

Para terminar el día, llegamos al "Mall of Emirates", o "Centro comercial de los Emiratos". Enorme. Enorme. Más de lo que imaginas. ¿El detalle? Una pista de esquí dentro. Con teleférico, varias pistas, espectáculo con pingüinos...


No era coña lo de los pingüinos.

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