martes, 19 de marzo de 2013

Kerala: Backwaters

El segundo día amanecía con la misma caló. Con menos luz, dado que nos levantamos a las 4 y pico. Taxi hasta la estación de trenes. Mi primer tren desde que llegué a India (por cierto, ya llevo 5 meses y 2 días acá, te cagas). Nos esperaban unas 4 horas de trayecto hasta Kollam.

Como veis, mucho menos turbio de lo esperado. Una caca, era cómodo. 

En la bandeja de cada asiento, esta pegatina. Lo mejor, el último consejo. Dice, literalmente: "No pongas la mano entre la parte posterior del asiento y la bandeja cuando la cierres, para evitar hacerte daño". Fabuloso.

Medio viaje me lo pasé ahí. Las puertas de entrada y salida del tren se pueden abrir cuando quieras. Genial experiencia, y geniales vistas del país, otra forma de verlo.

Auto-foto en marcha.

Llegamos a Kollam sobre el horario previsto (de nuevo, otra decepción). Desde allí, un rickshaw hasta el puerto, donde teníamos planeado coger una barca para recorrer los "Backwaters", kilómetros de canales paralelos al Mar Arábigo. 
Llegamos, y reservamos sitio en una barca. Esta:

Ya a bordo, dos holandesas y holandés, que serían posteriormente nuestros acompañantes de viaje.

Esta no era la nuestra, pero ¡cómo la manejo!

Nos sobraba un rato hasta partir, así que fuimos a desayunar algo. Algo indio, muy indio. Tan indio, que no sé ni lo que era. Nos sentamos, vi a unas mujeres con una bandeja, y le dije al camarero "queremos eso". Bien, una especie de pan/oleas para empujar y 3 salsas distintas, picantes por supuesto. Empezando el día con energía.

Seré caras.

Sin pensarlo dos veces.

Ya en la barca (por cierto, unos 4 euros por persona, para un trayecto de unas 8 horas hasta Allepey), comenzamos un viaje de relajación, de vistas y paisajes increíbles, de esos que es mejor mostrar que contar:




Disfrutando de las vistas (leches, habíamos dormido muy poco y eran muchas horas en la barca).

Tras la siesta toca hacer el gamba un poco.

Cada rato, veías una iglesia en las orillas. Curiosísimo.

Y no sólo iglesias... sí, efectivamente, eso es un baño. Sí, efectivamente. Eso es. Ahí le has dao'.

¡Qué buena estaba la rubia!

Aguantando las ganas de un chapuzón.

Una patada.

Realmente recomendable, preciosa experiencia. Durante todo el camino, a ambos lados, ves gente trabajando, pescando, jugando, viviendo. La mayoría, paran lo que están haciendo cuando pasa la barca, te miran, te saludan, te sonríen.

Una vez en Allepey teníamos que planear nuestros siguientes pasos. La idea era estar en Periyar a la mañana siguiente para visitar la reserva. ¿Cómo llegamos allí? Unos 140 kilómetros de puertos de montaña nos separan. En taxi es posible, pero bastante caro. Vamos a la estación de buses a preguntar. Tras intentar hacernos entender un rato con un indio poco ducho en el inglés, nos dice que hay un bus que va a Kottayam, que está como a mitad camino, y sale en 10 minutos. Pues nada, a por ello.

Nos subimos al bus (en otra entrada enseño bien cómo son los buses), para después hacer noche en Kottayam, y hacer el resto del trayecto a la mañana siguiente. ¡Viva la improvisación!

No me puedo agarrar, ¡seré ganso!

2 comentarios:

  1. Hombre, después de haber visto el baño ese yo no tendría muchas ganas de bañarme, eh?

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  2. 1: Sabía que tenías que decir algo de la rubia.
    2: Las vistas (y no hablo de la rubia) son impresionantes (tampoco hablo de ti).
    3: Ten cuidado cuando tomas el sol con la cámara en el pecho no vaya a ser que te quede un tatuaje bonito. A no ser que sea la moda en la India y te de por ahí.

    Jijiji ^^

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