Agitando motos

Ese momento, a las once y pico de la noche, en que vuelves a casa con tu moto nueva. Apenas 4 días con ella. Hace unos ruidos raros, como sin potencia... Más ruidos, se va parando... Se para.
A casa, 2 kilómetros.

Intento arrancarla sin éxito. Al poco, dos chavales que vienen en moto, se paran a mi lado, me preguntan qué me ha pasado. Prueban a arrancarla también, hasta que vemos que no queda gasolina. El indicador marca medio depósito. Fea forma de descubrir que miente.
Un detalle que a mí nunca se me habría ocurrido, "agita la moto, a ver si suena líquido en el tanque". Ni una gota. La vuelcan de lado un poco, a ver si lo poco que pueda quedar se acerca a... a donde tenga que ir, y arranca, sin suerte.
Me dicen que a esas horas las gasolineras están cerradas. Buscamos por la calle una botella vacía, para intentar echar un poco de su gasolina en mi moto. Mira que hay mierda en la calle, pues nada, ni una botella. Puto Murphy.
Alternativa: dejo mi moto en un callejón cercano, India profunda. Los chavales me acercan a casa en su moto (uno de ellos, el otro se queda esperando), y a la mañana siguiente, tendré que volver a por ella... sí, eso esta claro, ¡unos salaos' mis amigos!

A la mañana siguiente, pienso. Matteo había tenido malas experiencias al ir a una gasolinera e intentar que le llenaran una botella. "Es la política de la compañía", argumentaban. Me se escurre llamar a mi casero para que me ayude. Viene su chófer (tienen claro que no me van a llenar una botella), que me lleva en su moto hasta la mía. Lo primero, rezar porque siguiera allí, y no la hubieran desguazado y vendido por piezas.
Vale, está. Y me dice Younis (el chófer) que me suba en la moto, y me empuja desde la suya. Sí, no es coña. Me subo en la moto, y él desde la suya me empuja con un pie. Así vamos los dos, ¡adelantando coches incluso!, hasta la gasolinera.

Menuda aventura, yo iba descojonándome. Al fin, llegamos, llenamos, y a por la siguiente.